El 1° de mayo siempre ha sido una fiesta de la izquierda y yo no entiendo por qué el convidado de honor no es, este año, el presidente Sebastián Pïñera, que ha puesto en vigor las siguientes aspiraciones izquierdistas:
- Aumentó los impuestos a la renta. Siempre la izquierda ha querido que el Estado se adueñe de todo, o, en su defecto, de la mayor parte posible de la riqueza y los ingresos de los particulares. Sebastián Piñera, satisfaciendo ese anhelo, subió los impuestos a la renta y las contribuciones a los bienes raíces de más valor.
- Él quiere privar a las fuerzas armadas de parte de los recursos que les han permitido estar muy bien pertrechadas, lo que ha hecho posible que los potenciales interesados en quedarse con parte de lo nuestro, que todos sabemos cuáles son, ni siquiera sueñen con intentarlo. La izquierda siempre ha aspirado a debilitar a las fuerzas armadas, primero, porque ellas han demostrado que nunca la dejarán cumplir su principal propósito, que es y siempre ha sido alcanzar el poder por la fuerza; y, segundo, porque anhelan repartirse los recursos para equipar a los uniformados y usarlos con fines electorales. Sebastián Piñera está impulsando la más antigua aspiración izquierdista a este respecto, que es la de suprimir el diez por ciento de las ventas de cobre para equipar a las fuerzas armadas.
- Otra antigua aspiración izquierdista siempre fue la de gravar cada vez más a las empresas mineras, porque ellas son la principal fuente de inversión extranjera y de riqueza productiva del país, y a la izquierda no le interesa un país rico, porque en ese caso la ciudadanía no vota por ella sino por los que han posibilitado la riqueza interna. Por eso el royalty minero fue una idea de un pre-candidato presidencial del PC, Jorge Lavandero, que en un principio nadie consideró, ni siquiera el gobierno de Lagos, de centro-izquierda, porque tenía un ministro de hacienda que apreciaba el significado de tener ventajas comparativas en la captación de inversión minera. Pero después, en brazos de la presión izquierdista, se consagró. Ahora Sebastián Piñera, siempre deseoso de gozar del aplauso de la izquierda, propuso subir el royalty, y lo consiguió. Luego, habrá menos inversión minera que sin royalty o con uno más bajo, eso es obvio. Para captar un porcentaje adicional de las utilidades mineras, se ha renunciado a recibir el total de las inversiones que no se harán debido al royalty. Lindo negocio. Pero la izquierda, gracias a Piñera, consiguió parte de lo que quería.
- También la izquierda siempre abominó del DFL 2, creado bajo el gobierno de Jorge Alessandri, porque dio gran impulso a la construcción, donde suelen encontrar trabajo los más pobres. Ella siempre se desesperó de que, gracias a las exenciones de impuestos del DFL 2, hubiera mucha construcción, millones de familias cumplieran "el sueño de la casa propia" y miles de inversionistas llevaran su dinero a esas construcciones para aprovechar las exenciones tributarias. Sebastián Piñera satisfizo en parte este antiguo sueño de la izquierda y quitó las exenciones a todo inversionista que tuviera más de dos viviendas DFL 2.
- A la izquierda nunca le ha gustado el ahorro de los particulares, porque en él se alimenta la inversión, que crea empresas y da empleos, haciendo que la gente progrese materialmente. Si esto sucede, ella pierde votos. Por eso siempre propone castigar el ahorro. Sebastián Piñera creó impuestos sobre ahorros que estaban exentos y atraían a muchos inversionistas. Por esto también la izquierda debería estarle agradecida.
- Otro sueño dorado de la izquierda chilena es el castigo a los militares, que cometieron el "crimen de lesa humanidad" de impedirle a ella tomar el poder por las armas. Sebastián Piñera ha sido escrupuloso en agravar las condiciones de la prisión política que sufren los militares, que, cuando están enfermos, deben ir a los hospitales engrillados y a los cuales ha negado indultos, incluso de carácter humanitario. Asimismo, ha olvidado sus promesas de velar por que se les apliquen las leyes vigentes. Precisamente porque no se les aplican son prisioneros políticos. Y su número sigue engrosándose, al punto de que ya hay hacinamiento en Punta Peuco, donde ellos mismos han debido construir celdas adicionales, porque Gendarmería no las levanta, debido a que el gobierno no le entrega recursos. Cualquiera puede comprobar lo anterior. Incumpliendo las respectivas promesas que antes de la elección presidencial hizo a los militares, Sebastián Piñera ha hecho felices a los izquierdistas.
- Éstos aspiran a un Estado cada vez más grande. También Sebastián Piñera está cumpliendo este anhelo de ellos, creando nuevos ministerios e impulsando las reformas socialistas a la educación que harán todavía más grande al Leviatán que rige la enseñanza de los chilenos, con tres nuevas instituciones burocráticas que costarán 32 mil millones de pesos al año, cumpliendo así su promesa de un "Estado poderoso, que regule, controle y supervise". Es decir, un Estado como el que le gusta a la izquierda.
- Un sueño de la CUT en particular y de la izquierda en general siempre ha sido controlar a los trabajadores e intervenir en la libre negociación de su trabajo por las personas libres. Esto lo ha conseguido a través de la existente legislación socialista del trabajo (que él ayudó a aprobar siendo senador), pero como ella arruinaría a las pequeñas empresas, se permite que éstas no queden sometidas a todas las limitaciones de las grandes. Por consiguiente, éstas, para dismunuir sus costos, han buscado dividir sus operaciones en empresas menores, para estar libres del control político y de las cargas económicas forzosas que ha discurrido el socialismo. Entonces, cada empresa menor tiene su RUT distinto, como es lógico. Por eso la izquierda siempre aspiró a que se castigara los " multi ruts ", porque al haber muchas empresas menores perdía el control sobre los trabajadores, no podía promover huelgas ni hacer política en las empresas. Sebastián Piñera ha satisfecho también este viejo sueño izquierdista y ha encargado a su ministra del Trabajo terminar con los "multiruts", es decir, impedir que las empresas grandes se libren del control político de la izquierda. Él merece ser homenajeado por ella también por esta razón.
Si esas ocho razones no son suficientes para hacer que la CUT invite a Sebastián Piñera a presidir el acto del 1° de mayo y a recibir un sentido homenaje de todos los partidos que la forman, quiere decir que son, simplemente, unos malagradecidos.
Publicado por Hermógenes Perez de Arce
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