lunes, 16 de mayo de 2011

El País Es Así

Domingo 15 de mayo de 2011
Se ha publicado una encuesta según la cual el 74 por ciento de los chilenos se opone a HidroAysén.
Y no es una oposición "politizada" o políticamente fundada, como algunos creen, sino que es GENERAL. 
Es cierto que los de izquierda se oponen en mayor proporción, pero LOS DE DERECHA rechazan el proyecto en un 59 por ciento.
Y la razón es, como siempre que se logra un grado de consenso transversal y nacional tan alto, completamente equivocada: "proteger el medio ambiente".

El proyecto de HidroAysén ha sido aprobado justamente porque es la fórmula que mejor se concilia con la protección del medio ambiente, pues no provoca contaminación ni genera "huella de carbono". Además, es la forma de generación más económica.

La represa en sí no deteriora el entorno, no sólo porque ocupa una parte pequeñísima del territorio de Aysén y porque las líneas de transmisión nunca han sido un tema de molestia ciudadana (si lo hubieran sido, las propiedades de Alonso de Córdova no serían de las más caras del país), sino porque genera una represa que dará origen a un lago que en sí constituye un atractivo turístico y no representa un deterioro del paisaje.


¿Por qué el 74 por ciento de los chilenos, que van a ser beneficiados con energía más barata y limpia y que van a poder ir a comprobar "in situ" que el medio ambiente no ha sufrido deterioro, se oponen al proyecto?
Porque en Chile se forma opinión pública mediante eslóganes simplistas, voceados en desfiles callejeros violentos, los cuales son el objetivo favorito de los canales de televisión. Una imagen vale más que mil palabras. Es decir, un disparate suficientemente filmado y proyectado en las pantallas vale más que mil razones. 



Porque el común de la gente no se sienta a leer ni a ponderar argumentos sobre la conveniencia nacional de los proyectos, sino que se sienta ante un televisor con un paquete de papas fritas y es un conjunto de receptores pasivos de consignas que todo lo que sabe de los problemas nacionales es lo presentado en un par de minutos del noticiero de la televisión. 
Lo que ahí aparece es gente vociferando que se va a destruir la naturaleza de la Patagonia por simple afán de lucro de unos señores muy ricos y algo malvados, como dijo monseñor Infanti, obispo de Aysén, que se hizo parte el cliché.

Sin embargo, el proyecto de HidroAysén es tan, pero tan necesario y conveniente para el país que ni siquiera un gobernante como el que tenemos, que está dispuesto a sacrificarlo casi todo con tal de ganar popularidad, no ha podido plegarse al rechazo. Imagínense ustedes cuán grave puede llegar a ser no realizar ese proyecto, que Sebastián Piñera ha renunciado a complacer al 74 por ciento. Con eso queda dicho todo.
Pero ese porcentaje es demasiado grande. Este país es capaz de cometer ese gigantesco disparate. Una mayoría así parece irresistible.


Por eso yo siempre he dicho que el "milagro chileno" no es que se haya podido consagrar acá un modelo de economía libre pasablemente exitoso (para los cánones latinoamericanos), sino es que la mayoría de los chilenos no haya podido en veinte años echarlo a perder por completo, sino sólo parcialmente. 
Bueno, ahora esa mayoría de casi los tres cuartos de la gente está probando que no quiere que las cosas dejen de empeorar, y probablemente se imponga. 


El único consuelo que se puede tener es el de saber que ese 74 por ciento va a tener que pagar más por la energía eléctrica, va a vivir en un país menos competitivo y de menor desarrollo y va a ser, en general, más pobre que si se hubiera ejecutado el proyecto, y todo eso va a ser muy merecido.



Publicado por Hermógenes Perez de Arce.

2 comentarios:

Fernando Andres Laroca dijo...

Siempre he repetido lo mismo, las grandes empresas son tan necesarias como las medianas y pequeñas, y este proyecto es bueno y no tan necesario todavía, pero si hay inversionistas y ganas de hacerlo, todos,tal como lo manifiesta don Hermógenes deberíamos estar de acuerdo con el.

Sin embargo detrás de todo esto hay más. La ciudadanía tan tonta no es, como poco habilidosa para darse cuenta que no tiene representación política en ningún lado del espectro.
El problema es que durante todos estos años tanto la clase media como la clase asalariada, no han podido apreciar cuales son las reales ventajas de todo este asunto de la "energía barata", por ello ha sido sumamente fácil para la izquierda y sus compinches y la politicastría derechista que se tiene que colgar convenientemente, politizar y mediatizar un asunto como HidroAysen, que no merece discusión en sus ventajas.

Hasta hoy y quizás hasta cuando, los únicos que ganan son los monopolios que ahora unidos son dueños de la producción, del transporte, y la fijación de las tarifas con que llega la energía al grueso de los consumidores.

Los chilenos pagan por su energía "barata", uno de los precios más altos del mercado mundial, ni aquí en los Estados Unidos el consumidor paga tan caro como en Chile, es más dada las condiciones climáticas hay momentos en que las propias compañías de energía productoras y transportadoras subsidian a los consumidores cuando no tienen recursos suficiente para hacer frente al invierno.

Competencia es la clave, y ese es el meollo del asunto. Asusta darse cuenta de que todo este embrollo siga ocultando esta verdad.

Si el chileno pudiera apreciar realmente que es beneficiado, si el empresario medio, el pequeño, los asalariados de escasas entradas, realmente pudieran experimentar los beneficios y la seguridad de la 'energía barata", otro gallo cantaría.

Fernando Andres Laroca dijo...

Indudablemente que no se puede negar la valía de los estudios que se refieren al impacto ambiental de la construcción de represas, tampoco se puede negar el hecho actual acerca de la no urgencia de la construcción de HidroAysen o de otras de esa envergadura.
No obstante hay dos cosas que no se pueden pasar por alto.

-El desarrollo de un país y el bienestar de sus ciudadanos tiene que ver con la capacidad de competir en el mercado mundial, y en estos momentos una de las maneras más elocuentes de llegar en forma efectiva a ser parte de esa competencia, tiene que ver directamente con los costos de la energía para producir.

-Lo segundo tiene que ver con el impacto ambiental, si bien es cierto que debemos ser muy cuidadosos con la naturaleza y el medio ambiente, también es cierto que una elaborada y correcta manera de construir represas, provoca cambios naturales, pero no más allá de impedir que la fauna y la flora y todo lo relacionado se adecué naturalmente a la nueva proposición que le ofrece el medio ambiente.

Por ello es que se necesita siempre que junto al desarrollo del mercado y las empresas, el Estado cumpla con su papel subsidiario, de tal modo que facilite el desarrollo armónico del país, dando para cumplir este efecto, todas las facilidades a quienes esten relacionados con estos asuntos.

En conclusión, el problema no es impedir que se construyan represas, ni considerar el asunto como de un peligro ambiental, al contrario, estas son una de las mejores soluciones para obtener energía limpia, el asunto es como entre todos lo compatibilizamos para ser beneficiados en la correcta proporción que corresponde cuando se trata de usar el patrimonio nacional.