
de Hermógenes Pérez de Arce, el miércoles, 17 de diciembre de 2008.
Cada vez que hago una crítica política objetiva a Sebastián Piñera, fundada en sus propias palabras o acciones, publicadas en fuentes abiertas, algún adlátere suyo escribe una carta al diario diciendo que yo "respiro por la herida" porque me ganó en la elección senatorial de 1989. Y Sebastián añade que quienes lo critican son "almas pequeñas".
Pero yo no he aludido a la campaña de 1989. Son sus adláteres quienes lo han hecho, suponiéndome intenciones. Bueno, entonces yo pregunto: ¿Y no cabe también suponerme que, habiendo vivido la experiencia de competir con Sebastián, yo haya adquirido la patriótica convicción de que él carece de ciertas virtudes fundamentales, esenciales en un Presidente de la República? Pues, así como hay quienes me presumen egoísmo y pequeñez, podría haber otros que me presumieran patriotismo y grandeza.
Ya que el adlátere de turno me lleva a esa campaña, recuerdo que en sus inicios me llamó don José, padre de Sebastián, y me dijo: "Hermógenes, su lema como candidato es 'Una Sola Línea'. Él es, implícitamente, desdoroso para Sebastián y por eso le pido que lo cambie". Y, como tengo un alma bella, lo cambié, contra la opinión de mi comando y a enorme costo publicitario, por otro bastante fome y manido. Pero no digo que haya perdido por eso. También antes del 89 Sebastián me convidaba a almorzar. La comida era buena, pero él se lo hablaba todo. Yo se lo perdonaba, porque siempre me decía: "La gente le cree a Hermógenes Pérez de Arce".
Bueno, últimamente he tratado, basado en hechos y argumentos objetivos, de convencer al consejo directivo de la UDI de que Sebastián es el polo opuesto de lo que ella representa y de que levante una candidatura propia. Pero el consejo, con la sugestiva ausencia de más de la cuarta parte de sus miembros y tras 10 horas de arm twisting, acordó proponer al consejo general del partido que proclame a Sebastián. Es decir, no es verdad, como se ha publicado profusamente, que éste ya haya sido proclamado por unanimidad por la UDI, porque la Ley de Partidos Políticos (artículo 29) exige que ello se haga en un consejo general (y no en el directivo), y que sea ratificado después por la militancia.
Yo estoy consciente de que, probablemente, la mayoría del electorado de la UDI, bajo la urgencia de desalojar a la Concertación, esté dispuesta hasta a votar por Piñera como mal menor y atendida su ventaja en las encuestas. Razón absur-da, porque tal ventaja proviene justamente de que la UDI no tiene candidato propio. Pero la gente de derecha está obnubilada. Tanto, que hasta familiares del ex Presidente Pinochet me han criticado por no apoyar a Piñera, siendo que una de mis razones es que éste declara al gobierno del general como "el peor de la historia de Chile".
El año 58 había similar obnubilación de la derecha, que quería apoyar a Frei Montalva a como diera lugar, con tal de que no ganara Allende. Entonces, en el consejo general del Partido Liberal, que estaba ya listo para apoyar a Frei, el senador Raúl Marín dio sus razones en contra, y llamó a levantar un candidato de derecha. Lo hizo con tal denuedo que murió de un infarto, gracias a lo cual se interrumpió el consejo y después los liberales proclamaron a Jorge Alessandri, que finalmente fue elegido Presidente.
Yo me ofrezco para ir al consejo general de la UDI en abril, si me convidan, a defender la tesis del candidato propio con igual vehemencia, si bien no garantizo el infarto.
Además, sigue abierta la posibilidad de que los militantes, que según la ley tienen la última palabra, propongan otros nombres al mismo consejo general y lo ratifiquen después.
Por si acaso, advierto desde ya que el mío no está disponible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario